Los semáforos, con sus icónicos tres colores, son una pieza fundamental en el tráfico urbano. Desde su invención, han sido responsables de mantener el orden en las calles, facilitando el flujo de vehículos y peatones. Sin embargo, la llegada de los coches autónomos está abriendo la puerta a nuevas posibilidades. Una de las más sorprendentes es la introducción en los semáforos de un cuarto color: el blanco. ¿Por qué esta necesidad? ¿Qué rol jugará esta nueva luz en nuestras ciudades? En este artículo, exploraremos esta innovadora propuesta que podría cambiar la manera en que entenderemos el tráfico en el futuro.
5Mirando al futuro: la tecnología en la regulación del tráfico
El debate sobre la luz blanca en los semáforos es solo una parte de un tema más amplio: el papel de la tecnología en la regulación del tráfico. Con la llegada de los coches autónomos, el tráfico tal como lo conocemos podría cambiar radicalmente. La introducción de nuevas señales, como la luz blanca, podría ser solo el comienzo de una transformación más profunda en la manera en que gestionamos la movilidad urbana.
Aunque por ahora la propuesta no tiene impacto inmediato en España, a medida que avance la tecnología de vehículos autónomos, es posible que veamos una evolución en la señalización de las calles. En un mundo donde la inteligencia artificial y los humanos compartan cada vez más espacios comunes, la capacidad de adaptación será clave, tanto para los conductores como para las infraestructuras de tráfico.
