Comprar un Tesla es una experiencia emocionante, pero también puede ser una apuesta arriesgada, especialmente cuando no tienes la oportunidad de inspeccionarlo antes de la compra. Este fue el caso de un desafortunado comprador de un Model Y usado, quien confió en el fabricante para entregarle un vehículo en buen estado, solo para encontrarse con una serie de problemas que convirtieron su sueño en una pesadilla automotriz.
Su nuevo dueño pensó que había hecho una excelente compra, pero su entusiasmo se desmoronó cuando el coche llegó con múltiples defectos. Raspones, abolladuras y daños en la carrocería hicieron que el comprador se replanteara la compra. Un rasguño de más de diez centímetros incluso hizo que un representante de la empresa de coches eléctricos admitiera que estaba fuera de los estándares de la empresa.
La política de Tesla: sin fotos, sin reembolsos
Tesla ha revolucionado la industria automotriz no solo con sus coches eléctricos, sino también con su proceso de compra completamente digital. Sin embargo, esta estrategia tiene un gran inconveniente: los compradores no pueden ver fotos reales del coche que recibirán. En su lugar, solo tienen acceso a imágenes de archivo genéricas, lo que significa que cualquier desperfecto o daño solo se descubre al momento de la entrega.
Además, cobran tarifas no reembolsables, lo que aumenta el riesgo para el comprador. En el caso de los coches nuevos, se trata de una tarifa de 250 dólares, mientras que para los usados, como este Model Y, el comprador tuvo que pagar una tarifa de transporte de 500 dólares y un depósito de otros 500 dólares. En teoría, estos coches pasan por un proceso de inspección, pero muchos propietarios de Tesla saben que la calidad final depende más del azar que de un control riguroso.
Tesla no lo dejó ni mirar por dentro el vehículo
Foto de Carscoops.
El comprador afirmó que Tesla no le permitió inspeccionar el interior del coche hasta que aceptara formalmente la entrega. Al abrir las puertas, encontró problemas mecánicos y de seguridad. Más allá de los daños estéticos, el Model Y presentaba fallos funcionales que ponían en duda su seguridad. El aire acondicionado funcionaba a medias, la cámara del lado derecho estaba inoperativa (lo que impedía el correcto funcionamiento del piloto automático y la conducción autónoma) y, para rematar, uno de los neumáticos tenía un tornillo incrustado que requería un parche urgente.
La empresa de Elon Musk prometió solucionar los desperfectos, pero la experiencia del comprador ya estaba arruinada. Con una inversión considerable en un coche que se suponía estaría en buen estado, la desilusión fue inevitable. “Si hubiera sabido que esto sería una pesadilla, habría alquilado un Tesla nuevo o comprado otro coche”, lamentó el comprador.