El 6 de diciembre, mientras muchos españoles disfrutaban del puente de la Constitución, el Boletín Oficial del Estado (BOE) escondía entre sus páginas una noticia de impacto histórico: la Guardia Civil de Tráfico abandonará las carreteras de Navarra. Esta medida marca un antes y un después en la gestión de la seguridad vial en la Comunidad Foral, que asume ahora plenas competencias gracias a un controvertido acuerdo entre Moncloa y el Gobierno de Navarra.
5¿Un modelo replicable en otras regiones?
Este movimiento podría sentar un precedente para otras comunidades autónomas con aspiraciones similares, como el País Vasco o Cataluña, donde la Ertzaintza y los Mossos d’Esquadra ya gestionan competencias de tráfico en exclusiva. La pregunta que muchos se hacen ahora es si esta descentralización de funciones policiales es el modelo adecuado para garantizar una gestión eficiente y equitativa.
Para los defensores de la medida, este traspaso supone un paso adelante en el reconocimiento del autogobierno navarro y una oportunidad para adaptar la seguridad vial a las necesidades locales. Por el contrario, sus detractores advierten del riesgo de fragmentación y de posibles desigualdades entre comunidades autónomas.