En la era digital, las estafas han evolucionado a formas más sofisticadas, aprovechando la tecnología para engañar a los ciudadanos. Un ejemplo reciente y alarmante es la proliferación de mensajes de texto fraudulentos que simulan ser notificaciones de la Dirección General de Tráfico (DGT). Estas estafas, conocidas como phishing, se han convertido en una táctica común para obtener información personal y financiera de los incautos.
1Usurpando la identidad de la DGT
La última oleada de estafas se ha dirigido específicamente a los conductores españoles. El modus operandi es sencillo pero efectivo: los estafadores envían mensajes de texto que aparentan ser de la DGT, alertando sobre una supuesta multa de tráfico pendiente y proporcionando un enlace para su pago. El mensaje suele ser alarmante, presionando al destinatario a actuar rápidamente para evitar consecuencias mayores.
Estos SMS fraudulentos incluyen un enlace que lleva a una página web diseñada para parecerse a la oficial de la DGT. Una vez allí, se solicita al usuario que ingrese información personal y datos bancarios para «pagar» la multa. Al hacerlo, los ciberdelincuentes obtienen acceso a información sensible, que puede ser utilizada para cometer fraudes financieros.
