En los últimos días, Málaga se ha convertido en escenario de una historia que mezcla humor, protesta y debate sobre el verdadero propósito de los radares de tráfico. Un conductor, aún no identificado, ha ganado notoriedad en redes sociales tras inutilizar tres radares de velocidad en menos de una semana. No lo hizo con fuerza bruta, sino con una lata de pintura en spray negro, tapando cuidadosamente las ventanillas de los dispositivos.
Las calles afectadas, Avenida del Pacífico, Avenida de Andalucía y calle Pablo Ruiz Picasso, son conocidas por sus radares, la DGT justificó su instalación para mejorar la seguridad vial. Aunque para muchos conductores, estos aparatos ya no cumplen un rol preventivo, sino recaudatorio. Y es que los ayuntamientos han convertido estos dispositivos en pequeñas cajas registradoras que en pocos días se amortizan y, después, solo generan ingresos para las arcas municipales.
Los vecinos están a favor del vándalo y critican a la DGT
Fuente: Captura de video.
Este fenómeno no es exclusivo de Málaga. En varios países europeos han surgido actos de “vandalismo civil” contra radares, como forma de protesta ante lo que muchos consideran un abuso institucional, en el caso de España por parte de la DGT. Lo curioso del caso malagueño es que el supuesto autor no ha destruido los radares, solo ha pintado su ventanilla. Esto le exime, al menos parcialmente, de tener que pagar el coste total del equipo, que puede oscilar entre los 60.000 y los 70.000 euros. Aun así, enfrenta cargos por daños a bienes públicos.
Lo que ha llamado la atención no ha sido solo el acto en sí, sino la reacción popular. En redes sociales, el conductor ya es apodado como “el vengador del spray”, y muchos vecinos lo celebran como si de un superhéroe urbano se tratara. Algunos, incluso, piden que sea él quien dé el pregón en las próximas fiestas de Málaga. Una mezcla de indignación social y simpatía que pone en aprietos a las autoridades locales.
Polémica sobre si es un delincuente vial o un ciudadano que está harto de las multas de la DGT
La Policía Municipal de Málaga ya está investigando el caso, y aunque no se han presentado imágenes claras del autor, se espera que el sistema de videovigilancia urbana pueda ofrecer pistas. Mientras tanto, el debate sigue encendido: ¿se trata de un simple delincuente vial o de un ciudadano cansado de multas y abusos disfrazados por la DGT como seguridad?
Lo cierto es que este suceso ha vuelto a abrir la conversación sobre la función real de los radares y el límite entre protesta y delito. En tiempos donde la recaudación parece pesar más que la prevención, algunos prefieren el camino del spray a las multas de la DGT. Otros, simplemente, reducen la velocidad.