Conducir sobre hielo o nieve puede ser una experiencia peligrosa. Cada invierno, cientos de conductores se ven envueltos en situaciones críticas por no estar preparados para las condiciones resbaladizas y desafiantes de la carretera. ¿Sabes qué debes hacer si pierdes el control del coche?
Las nevadas y heladas ponen a prueba las habilidades de los conductores. La adherencia al asfalto se reduce, convirtiendo cada trayecto en una situación de riesgo. Conscientes de ello, la DGT te da algunas claves para que enfrentes esas condiciones como si fueras un piloto entrenado para la competición. ¿Quieres saber cuáles son? En este artículo, te las desvelamos.
1Concentración y anticipación
La primera regla de oro de la DGT es mantener la atención total en la carretera. No hay margen para despistes. La adherencia del asfalto puede cambiar repentinamente; especialmente en zonas umbrías, puentes o áreas cercanas a ríos, que es donde suele formarse el hielo con más frecuencia. Lo vital es anticiparse a las reacciones del vehículo, ya que no se comportará igual que en condiciones normales.
Si te encuentras con una placa de hielo, no frenes nunca bruscamente. Ello podría hacer que las ruedas se bloqueen y pierdas el control de la dirección del coche. Lo ideal es levantar el pie del acelerador y evitar cualquier movimiento violento del volante. Mantén las ruedas rectas hasta recuperar la adherencia y luego, de forma suave, corrige la trayectoria.