El diésel, que durante décadas ha sido el combustible preferido por muchos conductores, está enfrentando un futuro incierto. Su eficiencia en el consumo y su menor emisión de dióxido de carbono (CO2) lo convirtieron en una opción atractiva, especialmente en Europa. Pero las preocupaciones ambientales y nuevas políticas están acelerando su declive. En algunas gasolineras, su venta ya está prohibida. Un paso significativo hacia su total eliminación en el transporte.
4El impacto en otras ciudades europeas
París no es la única ciudad que está tomando medidas para reducir el uso del diésel. Otras grandes ciudades europeas, como Madrid, Berlín y Londres, están siguiendo el ejemplo francés. Por ejemplo, en Madrid se han implementado restricciones de tráfico para vehículos diésel en el centro de la ciudad, mientras que en Berlín y Londres están considerando medidas similares.
Hay un cambio global en la manera en que las ciudades abordan la movilidad. Cada vez más, las políticas públicas se orientan hacia la promoción de vehículos eléctricos y combustibles renovables, con el objetivo de reducir las emisiones de gases contaminantes y mejorar la salud pública. Aunque gradual, el cambio está marginando al diésel, que ha pasado de ser opción dominante a tecnología en declive.