El diésel, que durante décadas ha sido el combustible preferido por muchos conductores, está enfrentando un futuro incierto. Su eficiencia en el consumo y su menor emisión de dióxido de carbono (CO2) lo convirtieron en una opción atractiva, especialmente en Europa. Pero las preocupaciones ambientales y nuevas políticas están acelerando su declive. En algunas gasolineras, su venta ya está prohibida. Un paso significativo hacia su total eliminación en el transporte.
5El futuro del transporte sin diésel
Los medios de transporte están sufriendo una transformación. A medida que los avances tecnológicos hagan más accesibles y eficientes los vehículos eléctricos, es probable que el diésel se convierta en una reliquia del pasado. Las restricciones en ciudades como París son el claro ejemplo de lo que parece ser una tendencia imparable hacia la electrificación del transporte.
Pese a que todavía existen desafíos para la adopción masiva de vehículos eléctricos, como la infraestructura de recarga y el elevado coste inicial, el progreso es evidente. Los fabricantes de automóviles están invirtiendo grandes sumas en desarrollar tecnologías más limpias; y los gobiernos están proporcionando incentivos financieros para acelerar la transición. En este contexto, está cada vez más claro que el diésel tiene los días contados.
