El diésel, ese combustible que durante años fue el preferido en España y en otros países europeos, parece estar viviendo sus últimos días en nuestras gasolineras. Sin embargo, el camino hacia su desaparición no será inmediata, y España enfrenta un reto particular por su dependencia histórica de este combustible, con un parque móvil en el que aún representa un 60% de los vehículos en circulación. Esta situación plantea desafíos únicos que hacen que las políticas de eliminación del diésel en España vayan a un ritmo más lento que en países vecinos, como Francia y Alemania, donde las medidas son cada vez más estrictas.
2El dilema de España
En el caso español, la situación es más compleja. Durante décadas, fue promovido como una opción eficiente y económica, lo cual llevó a que el 70% de los vehículos vendidos fueran de este tipo. Aunque hoy ese porcentaje ha disminuido, la mayoría de los automóviles en circulación todavía dependen de este combustible, por lo que una prohibición repentina sería impráctica. Sin embargo, a medida que las directivas de la Unión Europea avanzan, España deberá adaptarse para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones que se estipulan que, a partir de 2035, todos los vehículos nuevos vendidos en la UE deberán ser eléctricos o de muy bajas emisiones.