¿Alguna vez has pensado qué tan lejos está el espacio? Podrías sorprenderte al saber que, si fuera posible conducir en línea recta hacia arriba, en el tiempo que dura un partido de fútbol, podrías estar dejando la atmósfera terrestre. Aunque esto parece un bulo, y no es fácticamente posible, es cierto que el trayecto no es tan largo como mucho pensamos.
De hecho, con una velocidad promedio de 100 km/h, en poco más de una hora habrías llegado al límite del espacio exterior, también conocido como la línea de Kármán, ubicada a unos 100 kilómetros de altitud sobre el nivel del mar. Sí, ir hasta el espacio es lo mismo que ir desde Madrid a Segovia. Un dato que muy pocos conocíamos pero es real.
¿Cómo es la distancia de la tierra al espacio?
La línea de Kármán es el punto en el que la atmósfera se vuelve tan delgada que la velocidad de vuelo necesaria para generar suficiente sustentación es igual a la velocidad orbital. Es decir, a partir de ahí, las aeronaves tradicionales ya no pueden sostenerse en el aire debido a la falta de presión atmosférica. Este límite, definido por la Federación Aeronáutica Internacional (FAI), es la frontera imaginaria entre la Tierra y el espacio, y aunque los 100 kilómetros puedan parecer una distancia considerable, es sorprendente lo cerca que está en comparación con otras distancias a nivel terrestre.
Para ponerlo en perspectiva, si tomamos la velocidad de un coche promedio en carretera, de unos 100 km/h, la distancia hacia el espacio se podría recorrer en poco más de una hora. Así, en lo que dura un partido de fútbol, incluyendo los tiempos adicionales y el descanso, habrías cruzado el límite de nuestro planeta. Esta comparación permite visualizar cuán accesible, al menos en términos de distancia, está el espacio desde la superficie de la Tierra.
El avance de la tecnología para llegar al espacio
Hoy en día, la tecnología espacial ha avanzado al punto de que los vuelos suborbitales, como los que ofrecen compañías como SpaceX y Blue Origin, pueden llevar a los pasajeros hasta y más allá de la línea de Kármán en cuestión de minutos, aunque a velocidades muy superiores. Estos viajes alcanzan altitudes de entre 100 y 150 kilómetros, permitiendo a los pasajeros experimentar unos minutos de ingravidez antes de regresar a la Tierra.
A pesar de esta cercanía teórica al espacio, las condiciones para alcanzarlo son extremas. A medida que un vehículo asciende, la presión del aire disminuye y las temperaturas pueden variar drásticamente. Las naves espaciales están equipadas para resistir estas condiciones, con materiales especializados que protegen a los ocupantes del vacío y las temperaturas extremas del espacio exterior. Sin estos sistemas, un automóvil estándar, incluso el más potente y aerodinámico, no podría superar las primeras capas de la atmósfera.