El mundo del taxi es un escenario donde los vehículos enfrentan pruebas extremas. Desde largos trayectos diarios hasta condiciones variables de conducción, los taxis son auténticas herramientas de trabajo y, como tales, deben cumplir con una serie de requisitos clave: eficiencia, durabilidad y confort. En este contexto, es común escuchar opiniones contundentes de quienes se dedican a este oficio, y no sorprende que algunos modelos de coche se ganen una mala reputación entre los taxistas. Aquí exploramos uno de esos casos.
2El modelo señalado: una decepción inesperada
Según un conocido taxista, hay un modelo en particular que nunca recomendaría a nadie, y mucho menos a un colega del gremio. Se trata de un coche que, aunque puede parecer atractivo para un usuario promedio, resulta ser una opción poco práctica y costosa para un uso intensivo como el del taxi.
El principal problema radica en su alta dependencia de reparaciones frecuentes. Además, sus piezas de recambio tienen un precio elevado y la tecnología de su motor, aunque moderna, es compleja y requiere una atención constante que muchos talleres generales no están capacitados para ofrecer.