Encontrar aparcamiento en las grandes ciudades se ha convertido en una prueba de resistencia para muchos conductores. Entre las políticas urbanas que buscan reducir el uso del coche restringiendo el estacionamiento y los espacios de pago que proliferan en cada esquina, aparcar cerca de casa a veces parece un milagro. Pero, como en todo, hay quien encuentra maneras poco ortodoxas para asegurarse ese preciado hueco a costa de la paciencia y la convivencia con los demás.
2La ley está clara (y no está de su lado)
El Reglamento General de Conductores no deja lugar a dudas. En su artículo 92, establece que “todo conductor que pare o estacióne su vehículo deberá hacerlo de forma que permita la mejor utilización del espacio restante disponible”. Esto significa que la maniobra del «espabilao» no solo es una falta de civismo, sino que también constituye una infracción sancionable.
Dependiendo de la ciudad donde ocurra el suceso y de las ordenanzas municipales aplicables, la multa por bloquear dos plazas de aparcamiento puede oscilar entre los 80 y los 200 euros. Esto sin contar que, en algunos casos, los agentes municipales podrían considerar la retirada del vehículo si genera un perjuicio significativo para el resto de conductores.
En esencia, el objetivo de las normativas de estacionamiento es garantizar una distribución equitativa del espacio público. El estacionamiento en la vía no es un derecho exclusivo, sino un bien compartido. Actitudes como la del «espabilao» van en contra de esa lógica y, en última instancia, socavan la convivencia vecinal.