En España, un país que depende en gran medida del transporte por carretera, las implicaciones de esta medida son especialmente significativas.
La transición energética es uno de los mayores retos que enfrenta Europa en su esfuerzo por combatir el cambio climático. Una medida clave en esta transición es la prohibición de la venta de coches y furgonetas de combustión interna a partir de 2035, aprobada por el Parlamento Europeo. Esta normativa, aunque ambiciosa y necesaria para alcanzar la neutralidad climática en 2050, plantea importantes desafíos para los diferentes sectores económicos y la sociedad en general.
Según el estudio “Desafíos y Oportunidades: Descarbonización del transporte por carretera” realizado por Metroscopia para Grupo Hafesa, un 72% de los españoles está al tanto de esta medida. Sin embargo, la desaprobación es notable, con un 57% de los ciudadanos en contra, porcentaje que aumenta al 63% entre aquellos con menores ingresos. Esta desaprobación generalizada refleja una percepción de falta de preparación del país para afrontar un cambio de tal magnitud.
2La omnipresencia del petroleo
A pesar de los esfuerzos por descarbonizar el transporte, la mayoría de los españoles (69%) cree que los combustibles fósiles seguirán siendo esenciales en la próxima década. Además, un 71% considera que los hidrocarburos, como el petróleo, continuarán siendo una de las principales fuentes de energía. Esta percepción indica una resistencia considerable a abandonar los combustibles tradicionales, incluso frente a las presiones regulatorias y ambientales.
La electrificación del transporte se enfrenta a un escepticismo similar. Un 63% de los encuestados cree que España no está lista para adoptar masivamente los vehículos eléctricos y la infraestructura de carga necesaria. En contraste, una mayoría del 64% ve a los biocombustibles como una alternativa viable, lo que sugiere una preferencia por soluciones que incorporen tanto tecnología nueva como existente.