El etiquetado medioambiental de la DGT clasifica los vehículos según su nivel de emisiones. El sistema se implantó en 2016, y abarca desde la ‘A’, para los coches más antiguos y contaminantes, hasta la ‘cero’, para los eléctricos. Sin embargo, no todos los vehículos cuentan con la etiqueta que les corresponde por normativa. En este artículo, te contamos los pasos a seguir para cambiar de clasificación en caso de que te encuentres en una situación similar.
4¿Qué ventajas tiene el cambio?
Aunque no hay grandes diferencias legales o fiscales entre los distintivos B y C, el cambio tiene sus ventajas. Implica una pequeña inversión, pero a largo plazo permite acceder a zonas restringidas. Muchas ciudades van a endurecer las restricciones a los vehículos con etiqueta B: se especula que para 2028 prohibirán su circulación en ciertas áreas. Cambiar a la etiqueta C garantiza que mi coche pueda circular por más tiempo en las ZBE.
Además, tener una etiqueta C puede aumentar ligeramente el valor de reventa del coche, ya que muchos compradores buscan vehículos con menor impacto medioambiental. En un mercado donde las restricciones de emisiones son cada vez más relevantes, contar con la etiqueta correcta puede marcar una diferencia significativa.