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La exposición de coches que batió récords en el Guggenheim Bilbao

Coches pioneros, extravagantes, innovadores, singulares… Llegada de la mano del arquitecto Norman Foster, la exposición ‘Motion’ (que acaba de cerrar sus puertas en el Museo Guggenheim Bilbao) ha permitido a los aficionados al automóvil deleitarse con algunos de los vehículos más extraordinarios del mundo.

Una belleza que el público ha sabido apreciar, hasta el punto de que la muestra batió el récord histórico de visitas del museo el pasado mes de agosto (182.000), superando los mejores datos de los 25 veranos que el Guggenheim lleva abierto. En el tiempo que permaneció en Bilbao, la exposición atrajo la atención de más de 751.000 personas, lo que supone el mayor número de visitas diarias de la historia del museo, alrededor de 4.500.

Y es que ‘Motion: Autos, Art, Architecture’ ha permitido ver de cerca casi una cuarentena de automóviles únicos. Coches que son auténticas obras de arte y que, en muchos casos no se habían mostrado al público al pertenecer a instituciones o colecciones privadas. Ahora, los vehículos de la exposición han regresado ya a sus ‘casas’, pero aquí repasamos algunas de sus historias para que puedas recrearte con este particular recorrido por el pasado, el presente y el futuro del automóvil.

El primer Mercedes-Benz o el Chrysler Airflow representan los orígenes del automóvil en el Guggenheim

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Espíritu de competición

El Mercedes-Benz 300 SL Coupé de 1955, con sus características puertas extendidas como ‘alas de gaviota’ recibía al visitante en la sala del Guggenheim dedicada a los vehículos deportivos. Fascinante también la silueta del Porsche 356 Pre-A de 1950, que figuraba al lado del anterior, o la del Jaguar E-Type de 1963, uno de los coches que forman parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York y al que el mismísimo Enzo Ferrari calificó como «el automóvil más bello que se haya fabricado nunca».

Mención especial también para un modelo que acaparaba por completo la atención del público, el Aston Martin DB5 original que Sean Connery, en su papel de James Bond, conducía en ‘Goldfinger’, equipado ‘hasta los dientes’ con dos potentes ametralladoras, escudo antibalas, placas de matrícula giratorias, parachoques extensible y asiento eyectable.