La abundancia de los falsos mitos en el devenir de la humanidad, responde a la necesidad de explicar conceptos utilizando para ello la narración (la palabra) de manera que se puedan asimilar, como ciertos (los conceptos) y así ser aplicados a la conducta y rutina diaria. La cuestión es que dentro de la verdad que puede contener la narración (el mito), esta ofrezca al tiempo realidades que no lo son y es entonces cuando el mito es falso.
4Cuando los falsos mitos son imprudentes
Y al hablar de neumáticos, que el consumo si ve afectado claramente dependiendo de varios factores, también encontramos falsos mitos que viene a conformar una conducta errónea en nuestros hábitos de conducción.
La presión de las ruedas es una de las conversaciones más recurrentes en las tertulias de aficionados a los coches. Los defensores de la presión elevada, argumentan que se ahorra combustible y que se desgasta menos el neumático. Totalmente falsas las dos, o al menos en su mitad.
Si bien es cierto, que se puede apreciar un consumo menor y en un porcentaje nada relevante, cuando elevamos la presión de las ruedas por encima de lo recomendado por los fabricantes, no lo es menos, y si más importante , que en estas condiciones sometemos al neumático a un desgaste desigual, a un menor contacto con el asfalto y a un rendimiento deficiente en adherencia. Esto supone de todas las opciones, la peor frente a un ahorro despreciable.
No seas más papistas que el papa, dice el refrán y haz caso de la indicaciones, tanto de la DGT como de los fabricantes y comerciales de coches. Dejale los misterios de «la niña de la Curva » y aquello de que «el Rey Juan Carlos se paraba a ayudar a cambiar la rueda», para Iker Jimenez y su Cuarto Milenio.