El panorama automovilístico en Europa está experimentando una transformación sin precedentes, impulsada por regulaciones cada vez más estrictas en materia de emisiones. En un esfuerzo por cumplir con los límites establecidos y evitar multas cuantiosas, los fabricantes se han visto obligados a redefinir sus estrategias de motorización, optando por la reducción de tamaño y la electrificación, incluso en segmentos de alto rendimiento y lujo, como lo ejemplifica el caso del Lamborghini Revuelto.
La presión regulatoria se intensifica con la amenaza de multas considerables por superar los límites de emisiones, así como con la perspectiva de una prohibición total de motores de combustión no neutros en carbono para 2035 en toda Europa. Además, se establece un objetivo ambicioso de reducción del 55% de las emisiones de CO2 para 2030, lo que representa un desafío significativo para la industria.
Sin embargo, Ferrari ha decidido tomar un rumbo divergente al presentar un superdeportivo exclusivo, un producto emblemático que perdura en el recuerdo a lo largo de los años. La elección de revelarlo durante el Gran Premio de Miami no es una coincidencia, sino una estrategia calculada.
3La rebeldía vanguardista de Ferrari
El nuevo Ferrari 12Cilindri emerge como una exaltación audaz de la tradición y la potencia, llevando consigo una carga histórica que reverencia los días de gloria de la marca italiana. Más que un simple sucesor del venerado Ferrari 812 Superfast, este biplaza rinde homenaje a la era dorada de los años 50 y 60, particularmente al icónico Ferrari Daytona 365GTB/4. Con su diseño evocador, caracterizado por una reinterpretación de los faros, un morro alargado y una moldura distintiva, el 12Cilindri canaliza la esencia misma de su predecesor legendario.
Sin embargo, su conexión con la historia de Ferrari no se detiene en el diseño. En un momento en que la industria del automóvil se inclina hacia la reducción de tamaño y la electrificación, Ferrari desafía la corriente al presentar un motor V12 atmosférico de 6,5 litros, capaz de generar 830 CV y alcanzar las 9.500 rpm. Esta hazaña mecánica representa una rareza en un mundo obsesionado con la eficiencia y las emisiones, y subraya la capacidad de Ferrari para seguir sus propias reglas.