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Por qué ya no suenan tanto los Fórmula 1: de los motores V10 a los híbridos

La historia de los motores en la Fórmula 1 es una narrativa rica y compleja que se ha desarrollado a lo largo de décadas, marcada por avances tecnológicos, cambios en las regulaciones y rivalidades entre fabricantes y equipos. Desde los primeros días de la Fórmula 1 en la década de 1950 hasta la era actual de los motores híbridos de alta tecnología, cada época ha dejado una marca indeleble en el deporte del automovilismo, definiendo los estándares de rendimiento, eficiencia y emoción en las carreras de monoplazas más prestigiosas del mundo.

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Los inicios y los motores turbo

Cuando la Fórmula 1 surgió en la década de 1950 como el pináculo del automovilismo deportivo, los motores que impulsaban estos primeros monoplazas eran principalmente de aspiración natural. En esta época, los motores de alta cilindrada, como los V8 y V12, eran comunes, con fabricantes como Ferrari, Mercedes-Benz y Maserati compitiendo por la supremacía en la pista. Estos motores, ruidosos y poderosos, a menudo eran poco fiables, lo que añadía un elemento de emoción e imprevisibilidad a las carreras.

A finales de la década de 1970 y principios de la de 1980, la Fórmula 1 presenció la llegada de los motores turboalimentados, un cambio revolucionario en la tecnología de motores en el deporte. Equipos como Renault, Ferrari y BMW invirtieron en el desarrollo de estos motores, que ofrecían una potencia impresionante y un rendimiento sin precedentes en la pista. Los motores turboalimentados permitían a los monoplazas alcanzar velocidades vertiginosas y ofrecían un espectáculo visual y auditivo único para los aficionados.