Esos momentos en los que maniobras el coche para aparcar, con precisión casi quirúrgica, y te sientes como un maestro del volante, podrían estar contados. Hay una función, el Active Park Assist, que promete hacer todo el trabajo sucio por ti: buscar un hueco, evaluar el espacio, girar el volante, y dejar el coche perfectamente alineado. Sin embargo, esta innovación está empezando a desaparecer de los coches modernos, y no porque no sea útil, sino porque no logró enamorar a los conductores.
2El dilema del aparcamiento asistido
¿Por qué alguien renunciaría a una tecnología diseñada para simplificar una tarea que, para muchos, resulta tediosa? La respuesta tiene múltiples aristas. Por un lado, está el orgullo del conductor. Muchos consideran que aparcar bien es una habilidad esencial, casi una medalla al mérito automovilístico. Usar un sistema que haga el trabajo por ti puede sentirse como hacer trampa.
Por otro lado, está la resistencia al cambio. No es la primera vez que ocurre en la industria automotriz. Desde las transmisiones automáticas hasta los coches eléctricos, las nuevas tecnologías siempre enfrentan una cuota de escepticismo. Algunos simplemente no confían en que la máquina lo haga mejor que ellos mismos, mientras que otros no quieren complicarse aprendiendo a usar una función que consideran innecesaria.
Además, en la vida real, el Active Park Assist no resulta tan imprescindible como parece. En grandes aparcamientos o zonas con poco tráfico, donde el espacio abunda, los conductores prefieren ahorrar tiempo y hacerlo por su cuenta. Y si a esto le sumamos el incremento en el coste del coche por incluir esta tecnología, el rechazo cobra aún más sentido.