El precio de los combustibles ha generado preocupaciones constantes entre los conductores, especialmente con el incremento sostenido de los costos en los últimos años. En España, la gasolina y el diésel han alcanzado precios cercanos a los dos euros por litro, impulsando a una gran mayoría de consumidores a optar por carburantes low cost.
Sin embargo, esta decisión ha estado envuelta en dudas, especialmente respecto a si estos combustibles económicos podrían comprometer el rendimiento o la vida útil de los vehículos. ¿Realmente son diferentes a los carburantes de las grandes marcas? Aquí te explicamos lo que revelan las investigaciones más recientes.
1Qué establece la ley sobre los carburantes en España
Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la base de todos los combustibles vendidos en España proviene de nueve refinerías nacionales, independientemente de la cadena de distribución. Esto significa que la gasolina y el diésel comercializados cumplen los mismos requisitos mínimos de calidad exigidos por la normativa española y europea.
No obstante, una diferencia clave radica en los aditivos que las marcas añaden a los combustibles básicos antes de su venta. Compañías como Repsol, Cepsa y BP, por ejemplo, incluyen aditivos específicos en pequeñas proporciones para optimizar ciertos aspectos, como la limpieza del motor o el rendimiento del combustible. Sin embargo, esto no implica que las gasolinas low cost sean dañinas o insuficientes para los motores, ya que también incluyen los componentes necesarios para garantizar un uso seguro.