En los últimos años, el fraude en el sector de los combustibles ha escalado de tal manera que ha llamado la atención de la Agencia Tributaria, que ha lanzado diversas investigaciones para desenmascarar prácticas irregulares en cientos de estaciones de servicio en España. Sin embargo, mientras algunas gasolineras están bajo la lupa, tres gigantes del sector energético han logrado mantenerse al margen de esta problemática: Repsol, BP y Cepsa.
El fraude, que afecta principalmente al impuesto sobre el valor añadido (IVA), genera pérdidas multimillonarias para las arcas del Estado. Este esquema fraudulento involucra estaciones de servicio que venden combustibles a precios “anormalmente bajos”, lo que levanta sospechas sobre posibles actividades ilícitas. Según estimaciones del sector, este fraude asciende a unos 1.000 millones de euros anuales, una cifra alarmante que equivale a un tercio de las ventas de algunas compañías involucradas en el fraude.
3Un problema de seguridad nacional
Más allá de la competencia desleal, el fraude en el sector de los combustibles ha sido catalogado como un «problema de seguridad nacional». Maarten Wetselaar, CEO de Cepsa, ha sido tajante al respecto, comparando la situación en España con la crisis vivida en Italia hace unos años, donde una intervención gubernamental resolvió el problema mediante estrictas regulaciones para la recaudación del IVA.
Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, ha enfatizado que el dinero defraudado podría destinarse a causas sociales, mencionando que con la cantidad defraudada se podrían construir hasta 10 hospitales al año. Esta pérdida no solo afecta al sector público, sino que, además, deteriora la imagen de la industria y pone en riesgo las inversiones necesarias para la transición energética, un reto que Repsol, BP y Cepsa han asumido con compromiso.