Cuando llegaron a nuestras vidas las etiquetas de la DGT entró también un sistema de beneficiados y perjudicados. Pero el tiempo pasa, todo cambia y, si tienes un coche con Etiqueta C, ha llegado el momento de que te empieces a preocupar seriamente.
Mal de muchos… Los vehículos de esta categoría cuentan con una posición relativamente cómoda porque están lejos de los denostados “sin etiqueta” y, además, todavía tienen a los Etiqueta B a modo de colchón, como escudo para que sufran primero las consecuencias de las modificaciones legales en materia de circulación. Sin embargo, los etiqueta Cero y los ECO también quedan lejos, es decir, los C están en una posición intermedia que ya empieza a tener ciertas restricciones.
1Si vives en ciudad, preocúpate si tienes un Etiqueta C
Pero estar «entre Pinto y Valdemoro» no te va a libra de tener que responsabilizarte de los pormenores de contar con un coche que, a efectos de contaminación, ya está «señalado» con cierta severidad… y lo peor es que el futuro nunca va a cambiar a mejor. Si acaso, todo puede empeorar.
A continuación, analizaremos los motivos para estar preocupado con un coche Etiqueta C, aunque también hay que apuntar que, en su mayoría, son cuestiones que afectan a quien viva en núcleos urbanos de cierto tamaño. Para los conductores de zonas más rurales el margen (y la tranquilidad) son un tanto mayores.