Negarse a realizar una prueba de alcoholemia en un control de tráfico no es solo una opción que tienes como conductor, sino una decisión con graves consecuencias legales. La Guardia Civil, encargada de velar por la seguridad en nuestras carreteras, advierte que esta actitud puede complicarte más la vida que si simplemente aceptaras soplar. ¿Por qué? En este artículo, te lo explicamos.
2Peor que dar positivo: las consecuencias de negarse
Cuando un conductor se niega a soplar en un control de alcoholemia, el problema, lejos de desaparecer, se multiplica. Según explican los agentes de la Guardia Civil, esta actitud se considera un doble delito. En primer lugar, incurrirás en una infracción administrativa que conlleva sanciones severas.
Dichas sanciones incluyen una multa que puede variar entre 500 y 1.000 €, además de la retirada de entre 4 y 6 puntos de tu carnet de conducir. Este castigo es el equivalente al haber realizado la prueba y haber dado positivo en la tasa máxima permitida de alcohol.