Hasta la fecha, la trayectoria que muestran las ventas de vehículos 100 por cien eléctricos a las flotas corporativas de empresa están resultando ciertamente desoladoras. Si bien en términos porcentuales las operaciones realizadas arrojan cifras de crecimiento realmente elevadas, lo cierto es que el resultado final se encuentra claramente por debajo de lo esperado a estas alturas del proceso de transición energética en el mercado del automóvil, al menos, en cuanto al mercado español se refiere.
El eléctrico sigue sin convencer
El mercado del vehículo eléctrico a batería sigue sin convencer a las empresas. Estas siguen sin dar el gran paso para apuntarse a la movilidad 100 por cien eléctrica y, aunque están convencidas de la importancia que tiene de cara a la descarbonización y a la reducción de su huella de emisiones CO2, prefieren por el momento optar por los modelos dotados de tecnologías híbridas. Estos les ofrecen igualmente el poder obtener la etiqueta medioambiental necesaria que les habilita para circular por zonas de bajas emisiones y zonas de acceso restringido en las grandes ciudades, lo que les permite en la mayoría de los casos circular por el centro de las ciudades cuando existen períodos graves de contaminación así como también aparcar en superficie en sus calles mientras sus conductores realizan sus visitas profesionales con total tranquilidad,… y sin apenas pagar tasas de aparcamiento por ello.
Son más económicos
Las empresas optan por los híbridos porque, además de resultar por lo general una opción más económica, les habilita para las mismas cosas que los eléctricos y, en la gran mayoría de las ocasiones, evitan las preocupaciones de tener que ir recargando sus baterías durante sus desplazamientos.
Otras ventajas en muchas ocasiones se pierden. Es el caso del plan MOVES, que limita las ayudas a tan solo 50 unidades en el caso de las grandes corporaciones, que renuevan cientos de coches en una misma operación, por tanto, disponer de las ayudas correspondientes no es posible, y el incentivo de dar el paso a una flota completamente eléctrica se pierde.
Escasos puntos de carga disponibles
Finalmente, está el tema de las infraestructuras de carga. El gran retrasoacumulado en las instalaciones de puntos de carga tanto en las distintas redes de carreteras como muy especialmente en el centro de las ciudades, también supone un freno a la intención de las empresas por transformar sus flotas en eléctricas. Y eso, aunque según los estudios realizados, los vehículos eléctricos apenas realizan una media de 50 km diarios y en algo más del 80 por ciento de las ocasiones realizan la recarga de sus baterías en los puntos habilitados tanto en las propias empresas como en los domicilios de los clientes.