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viernes, 18 octubre 2024

Hispano-Suiza: La marca que fue capaz de desafiar a Rolls-Royce y Bentley

A finales del siglo XIX, en una pequeña aldea de Galicia, España, nació un hombre cuyo nombre resonaría en la historia de la industria automotriz mundial: José María Castro Fernández. Desde sus humildes orígenes, Castro se convertiría en una figura clave en la fundación de una de las marcas más prestigiosas y avanzadas de su tiempo: Hispano-Suiza.

En 1897, José María Castro Fernández se trasladó a Cataluña para dirigir la sucursal de Vic del Banco Vitalicio de España. Fue en este entorno dinámico donde conoció a Emilio de la Cuadra Albiol, un emprendedor con la ambición de producir coches eléctricos. De la Cuadra representaba además a los vehículos Benz en España, una combinación que prometía revolucionar el transporte del país. Sin embargo, el verdadero cambio de rumbo se dio cuando el ingeniero suizo Marc Birkigt se unió a la empresa. Birkigt, un visionario técnico, vio el potencial de los motores de combustión interna sobre los motores eléctricos, una apuesta que marcaría el destino de la compañía.

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A la vanguardia del marketing

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A lo largo de su existencia, Hispano-Suiza no solo fabricó automóviles, sino que estableció muchos de los estándares que hoy se consideran normativos en la industria automotriz. Fueron pioneros en el uso de estrategias de marketing modernas, utilizando la influencia de figuras públicas y la participación en competiciones deportivas para promover sus vehículos.

El legado de Hispano-Suiza se consolidó aún más tras su nacionalización en 1946, cuando se integró en ENASA (Empresa Nacional de Autocamiones S.A.), y continuó produciendo automóviles y camionetas de lujo bajo la marca Pegaso. A pesar de los cambios en la estructura de la empresa y el mercado, la marca Hispano-Suiza nunca perdió su prestigio ni su aura de lujo e innovación.