Un año después de su lanzamiento, el nuevo Honda Civic incorpora la variante diésel, propulsor que asumirá un 30 por ciento de las ventas de este modelo. Disponible con las carrocerías de cinco puertas y Sedán, se ha trabajado a fondo sobre el conocido bloque 1.6 i-DTEC, que conserva los valores de potencia y par pero reduce significativamente el consumo y las emisiones.
No ha sido fácil llegar a un consumo medio de 3,5 litros, o de 3,4 en el Sedán. El trabajo de fondo se ha centrado en los pistones, la culata, el cigüeñal, el turbocompresor, la inyección, el catalizador -con nuevos materiales preciosos que son 'secreto de Estado'- y el filtro de partículas. Y sin recurrir a aditivos extra…
Este propulsor se asocia a una caja manual de seis relaciones, también optimizada y que presume de un tacto exquisito. La noticia es que en septiembre llegará una transmisión automática de nueve relaciones con convertidor de par, en lugar de las conocidas con variador continuo que emplean las variantes de gasolina.
Con tanta eficiencia la pregunta es si pasará factura en aspectos como las prestaciones o la dinámica. Damos fe de que no. Su capacidad de trabajo a bajo régimen evita que tengamos que recurrir con tanta asiduidad al cambio, y se muestra sumamente refinado en marcha. No hay cambios en cuanto a dirección o chasis respecto al resto de la gama y presume de suspensión adaptativa con el acabado superior Executive. Eso sí, renuncia al paquete deportivo ofrecido en las versiones de gasolina.
Disponible con cinco niveles de acabado -cuatro en el Sedán-
Toda la gama incorpora de serie la tecnología Honda Sensing, que contempla un sistema de prevención y mitigación de accidentes, aviso de cambio de carril con función de corrección de trayectoria, reconocimiento de señales de tráfico, limitador de velocidad inteligente o un control de velocidad con función de atascos.
El precio oscila entre los 23.550 y los 29.650 euros del cinco puertas, y los 24.850 y 29.950 euros para el Sedán.
