Hace unos meses tuve ocasión de acudir a la presentación internacional de la nueva generación del Hyundai i20 y en ella nos adelantaron que más tarde se pondría a la venta una variante con carrocería coupé. Lo prometido es deuda y ese coqueto modelo es el que analizamos en estas páginas.
Destacamos esto para que quede claro que el i20 Coupé no es un simple i20 con tres puertas, solución a la que se suele acudir en este segmento, sino un vehículo con desarrollo y personalidad propias, al estilo de lo que ocurre con el Seat Ibiza y la variante deportiva SC. De hecho todo es nuevo en su diseño, salvo el capó, con respecto al i20, aunque comparte, como es lógico, su plataforma.
Diseño con carácter europeo
Fabricado en Europa y para Europa, este coqueto modelo mide apenas 4,05 metros de longitud, mantiene las cinco plazas y comparte cánones de calidad, tacto y diseño interior, como la presentación del salpicadero, con el i20. Las diferencias hay que buscarlas en su menor altura respecto al techo en las plazas traseras, debido a la menor altura del conjunto (es 25 milímetros más bajo). Y, sin embargo, hay un dato que sorprende, como es el de la capacidad del maletero. Ofrece un volumen de 336 litros, lo que le sitúa en el grupo de cabeza con respecto a sus rivales, pero lo realmente curioso es que pese a su diseño más deportivo y menos práctico, es 10 litros más grande que el del propio i20. Lo dicho, sorprendente.
También hay que destacar un detalle que se agradece, como es el hecho de que presente un brazo extensible que nos acerca los cinturones de seguridad. Lógicamente no es automático como el de un vehículo 'premium', pero mantiene su posición extendida siempre y cuando no tengan que acceder o salir los pasajeros de atrás, porque en ese caso molesta… Seguramente ya lo habrán adivinido, pero el tamaño de las puertas es mayor que el del i20 y esa solución evita que tengamos que girarnos en exceso para coger el cinturón.
Hyundai ha apostado claramente en este vehículo por el diseño frente a otros aspectos, como las prestaciones o la deportividad pura y dura. En este sentido hablamos de un abanico de potencia que cubre sólo hasta los 100 caballos (en 2016 llegará a los 125), cuando por ejemplo el Ibiza SC presume de 180 CV en la variante Cupra. Tampoco el tarado y el tacto general transmite, ni quizás lo pretenda, la dinámica o las sensaciones del mencionado Ibiza SC o un Ford Fiesta.
A cambio gozamos de un 'formato' diferente y original, confortable, muy agradable y realmente económico de cara al consumo si, como en nuestro caso, apostamos por la versión 1.4 CRDi de 90 CV, la única en ciclo diésel que se ofrece de momento.
Una mecánica equilibrada con consumos ajustados
Este propulsor de cuatro cilindros en línea resulta algo ruidoso al ralentí. Esto quiere decir que se hace evidente, pero no molesta. Vamos, en la línea de lo que ofrecen sus rivales. Sin embargo va ganando puntos en cuanto nos ponemos en marcha. Asociado a una caja de cambios manual de seis relaciones, su generoso valor de par máximo (24,5 mkg) le permite apostar por unos desarrollos muy largos, con el fin de reducir los consumos y la sonoridad. De hecho prácticamente podemos alcanzar la velocidad máxima si apuramos a tope la quinta relación.
Por su parte, en sexta podemos rodar plácidamente a 1.500 rpm acariciando los 80 km/h, y si apuramos hasta las 2.500 vueltas rodaremos a ritmo de autopista con un consumo que rondará los 5,0 litros de media. Todo esto suena bien, pero a costa de ceder parte de la efectividad en cuanto a prestaciones se refiere.
En este sentido, si tenemos que realizar un adelantamiento habrá que reducir sí o sí para que el motor suba de vueltas y nos impulse con energía. Sus números no son precisamente los mejores frente a rivales de similar potencia, tanto en aceleraciones como en recuperaciones, pero en su defensa hay que decir que tampoco son de los peores.
A cambio ofrece un confort de marcha y un tacto general realmente muy agradables. Y eso que nuestra unidad monta neumáticos 205/45 R17. La combinación de un esquema McPherson delante y un eje semirrígido detrás resulta muy equilibrada, aunque el tarado de la suspensión es más bien de corte 'amable' con los ocupantes que otra cosa. De hecho comparte chasis y ajustes con su hermano cinco puertas, lo que dice mucho en su favor, pero quizás hubiera sido bueno también poner más tierra de por medio entre ambos en este sentido.
La dirección con asistencia eléctrica y endurecimiento variable transmite y es lo suficientemente directa y comunicativa como para que no haya quejas, el tacto del cambio es también realmente preciso y las distancias de frenado registradas en el circuito son muy efectivas. Dicho esto, si lo que queremos es correr, sentir y disfrutar, parece claro que hay opciones más 'redondas' en este sentido, como el Ibiza SC, por ejemplo.
Ergonómicamente el i20 Coupé está bien concebido. La función 'Easy Entry' con memoria facilita el paso a unas plazas traseras en las que las ventanillas no se pueden abrir. Es una de las pocas pegas que se le pueden achacar. Otra es que la visibilidad trasera desde el puesto de conducción es algo limitada debido a la caída del techo y a una luna trasera que en ocasiones desvirtúa la imagen en su parte más alta al mirar por el retrovisor.
Equipamiento muy completo
Nos falta por analizar su equipamiento. El i20 Coupé está disponible con tres niveles de acabado y su dotación está cerrada en cualquiera de ellas. Si nos decantamos por el Style, el más completo, además de un desembolso de 3.650 euros de más con respecto a la línea de acceso Klass, nos rodearemos de una dotación realmente generosa. Y eso que en ningún caso se contempla el sistema Start/Stop, disponible en otros mercados, pero en el nuestro ha podido más ajustar el precio que un ahorro que rondaría los 0,2 litros…
Dicho esto, y para abrir boca, contempla llantas de aleación de 17 pulgadas (exclusivas para este modelo), sensores de aparcamiento delanteros y traseros, navegador con pantalla táctil, techo solar eléctrico, cristales traseros tintados, luces con tecnología led traseras, sensores de luces y lluvia, climatizador automático, un sistema de alerta de cambio involuntario de carril, asistente de arranque en pendiente, control de presión de los neumáticos, acceso y arranque sin llave… No está mal ¿verdad?