El Icon of the Seas, el crucero más grande del mundo operado por Royal Caribbean International, zarpa en su viaje inaugural, marcando un hito en la industria marítima. Sin embargo, tras su estela de magnificencia y lujo, surgen inquietudes entre grupos ambientalistas.
La atención se centra en su uso de gas natural licuado (GNL), presentado como una alternativa más limpia al combustible marino tradicional, pero con sombras de preocupación debido a las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero.
4Controversias tras la grandiosidad
La magnitud del Icon of the Seas, que demandó una inversión de 2 mil millones de dólares, contrasta con las preocupaciones medioambientales que plantea. Aunque ofrece una experiencia sin igual, la polémica en torno a las emisiones de metano plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de tales megaestructuras.