Todos sentimos esa cruda sensación constantemente de que somos permanentemente atracados porque nos fríen a impuestos por todos lados. Incluso, muchos de ellos nos los cobran por duplicado. Sucesiones, IBI, IVA, Impuesto de Matriculación… Tener un coche sale muy caro, es evidente.
Pero hay un gasto del que cada día se habla más… y no es otro que el combustible. Como no podía ser de otra manera, este también contiene sus correspondientes impuestos que nos dejan literalmente tiesos. Y es que el precio de los carburantes tiene un porcentaje muy elevado de impuestos de todo tipo, algunos un tanto surrealistas.
1Las estaciones de servicio no se hacen de oro
Antes de empezar a afilar cuchillos, es necesario romper una lanza a favor de las estaciones de servicio. Estas nos ofrecen distintas calidades de producto y, como veremos más adelante, los precios del carburante, si quitamos impuestos, son básicamente costes que debe asumir el mayorista. Más un margen de beneficios, sí, pero no es nada del otro mundo (con el que, por cierto, juegan las gasolineras low cost).
Realmente, se puede hablar de dos o tres céntimos de euro limpios por cada litro de carburante, pues del beneficio bruto obtenido tiene que dar para todo su despliegue: pago al personal, mantenimiento de los surtidores, limpieza… Las estaciones de servicio ganan mucho con sus tiendas, es cierto, pero con la venta de carburante nadie se hace rico aparte del Estado… como nos podíamos imaginar.