Ya está a la venta la versión aventurera del Infiniti Q30. Su denominación añade una X a la Q, y la altura libre al suelo se incrementa unos 30 milímetros sobre una cifra que ya era muy buena, por lo que aumenta la estética todocamino, mejora todavía más el acceso al habitáculo y, obviamente, el compacto japonés -construído en el Reino Unido para toda Europa- puede llegar un poco más lejos que su hermano si se aventura fuera del asfalto. En este sentido, todas las versiones a la venta en España del QX30 llevarán tracción total e irán asociadas exclusivamente al motor 2.2 diésel de 170 caballos y al cambio automático de doble embrague, de siete marchas. Y solo habrá dos variantes, que se diferenciarán por el nivel de acabado: Premium o Premium Tech. El modelo de acceso del Infiniti QX30 2.2d 7 DCT AWD cuesta, sin descuentos, 39.990 euros, un incremento de 3.840 euros respecto al Q30 con idénticas especificaciones. Pero ese aumento no está justificado solo por las molduras y pasos de rueda protegidos, o las barras del techo, pues el Infiniti recién llegado añade al equipamiento de serie de un Q30 equivalente elementos como el navegador In Touch, los nuevos paragolpes o las llantas de 18 pulgadas con nuevo diseño, entre otros elementos que marcan la diferencia visual respecto a su hermano.
Dos modelos con una combinación mecánica
Aunque en Estados Unidos el QX30 se comercializa con tracción delantera o total, y en Europa se está invirtiendo la tendencia y la gasolina gana adeptos a diario, Infiniti ha decidido que en todos los países europeos se ofrezca esta gama de sólo dos modelos con una sola combinación mecánica, una estrategia que sólo se puede entender echando un vistazo a la generosa gama de su hermano Q30, que ofrece cinco motores, dos tipos de cambio y tres niveles de acabados. En cualquier caso, desde la marca nos aseguran que el año que viene el QX30 estará disponible en España con el motor de gasolina 2.0 Turbo de 211 caballos.
El interior del QX30 aporta pocas novedades respecto a su hermano, y seguimos encontrando buen espacio, una magnífica calidad de materiales y acabados, y un maletero de 430 litros muy práctico.
El motor 2.2d con la caja automática de doble embrague DCT es la misma combinación que usa el Q30 -homologa las mismas cifras de aceleración-, aunque el GLA monta ya la evolución de 177 CV. Un motor Mercedes fiable que en origen suena y vibra más de la cuenta, pero que los ingenieros de Infiniti se han encargado de insonorizar con un resultado óptimo, que mejora incluso el logrado en los modelos de la estrella. Empuja de forma contundente hasta rozar las 5.000 rpm, mueve el conjunto con agilidad aunque vaya cargado y, sobre todo, consume muy poco. De hecho, el gasto medio baja de los 5,0 l/100 km -anuncia los 4,9 que también homologa el Q30 equivalente-, y aunque en conducción real esa cifra aumenta, siempre se mantiene en números que alegran cada repostaje cuando se comprueban los kilómetros que ha durado un generoso depósito de 56 litros, 6 más que en el Q30.
El cambio automático de doble embrague con levas en el volante permite aprovechar el potencial del motor. Y la mayor altura del vehículo no supone ningún inconveniente a nivel dinámico, pues se ha endurecido la suspensión y se ha aumentado el grosor de la barra estabilizadora trasera, todo ello sin sacrificar el confort, que sigue siendo alto incluso sobre mal asfalto. Y en los peores escenarios toma protagonismo una tracción total que funciona como un reloj, nunca te deja en la estacada y tampoco dispara el consumo.
La buena noticia final es que Infiniti anuncia un precio de lanzamiento de 33.900 euros para el acabado Premium, es decir, 6.000 euros de descuento sobre el precio base y 6.000 euros menos de lo que cuesta su primo, el Mercedes GLA. Más claro, agua.
Un todocamino de verdad. 38 milímetros más alto que el GLA
En comparación con el Q30, la altura libre al suelo del Infiniti QX30 pasa de 173 a 202 milímetros, mientras que en el Mercedes GLA, cuando está dotado del tren de rodaje 'Off Road' esa cota se queda en unos escasos 164 milímetros. Es decir, casi cuatro centímetros menos. Esto permite que el recién llegado pueda meterse por caminos algo más complicados sin riesgo de rozar los bajos. Con todo, el QX30 no es un todoterreno, y conviene no complicarse mucho.