Todos tenemos en mente ciertas calles o travesías en las que los conductores no respetan los límites de velocidad y ponen en riesgo a los peatones. Son zonas aparentemente seguras en las que muchos se confían, y las autoridades los tienen perfectamente localizados. Sin embargo, no siempre actúan, así que un vecino ha decidido tomarse la justicia por su mano e instalar un radar casero que ponga fin a los excesos de velocidad.
La historia ha ocurrido en un pequeño municipio de Francia, pues un vecino, cansado de ver excesos de velocidad a diario y con el fin de evitar una tragedia, ha decidido colocar un radar de velocidad. No uno al uso, porque este no multa y ni siquiera es pedagógico, sino un invento que asusta a los conductores. Lo más curioso es que la medida ha resultado ser eficaz, pero lo mejor de todo es la reacción del ayuntamiento del municipio.
1La ingeniosa idea de un vecino cansado de los límites de velocidad
El protagonista de esta historia es un conductor anónimo de Bezannes, un pueblo al noreste de Francia que tiene poco más de 1.200 habitantes. Cansado de ver cómo decenas de conductores superaban los límites de velocidad a diario, decidió tomar cartas en el asunto e instalar un ‘radar’ en una de las avenidas más transitadas.
No pienses en una cámara falsa, ni siquiera en un flash, porque el invento es tan cutre como eficaz. Está construido con un tubo de PVC de color oscuro y cinta adhesiva de color negro y amarillo, parecida a la que las autoridades utilizan en el resto de radares de la zona. Y lo ha sujetado a una farola con una banda metálica.
De cerca, las imágenes no dejan lugar a dudas, pero de lejos puede despistar. De hecho, la ‘medida’ ha funcionado y ha servido para que los conductores levanten el pie del acelerador. Ahora bien, ¿instalar un radar así, aunque sea falso, no es constitutivo de un delito? Técnicamente sí, pero la reacción del Ayuntamiento de Bezannes es tan disparatada como el propio radar en sí.