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ITV: así examinan tu coche en la prueba de humos

En el mundo de la industria automotriz, una inspección técnica de vehículos es un examen destinado a comprobar que un vehículo cumpla determinadas especificaciones de seguridad y mantenimiento. Esta inspección se realiza para garantizar la buena funcionalidad del vehículo, además de certificar que cumple con los estándares legales vigentes y con la homologación emitida por la Dirección General de Tráfico (DGT).

En España, los propietarios de un coche están obligados por la Ley a pasar una inspección técnica de sus vehículos cada dos años. Es decir, los dueños deben llevar obligada y periódicamente su automóvil a una revisión rutinaria a la que se suele llamar también como “la ITV” o “la prueba de humos”.

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¿Qué limitaciones existen para reparar un vehículo en ITV?

Una vez que el taller encuentra alguna anomalía técnica en el coche durante la inspección y hasta que el usuario no proceda a rectificar los fallos presentes, no se expedirá el certificado de la ITV. Estas reparaciones son responsabilidad exclusiva del dueño del vehículo. Aunque algunas administraciones locales cuentan con convenios con talleres para facilitar estas reparaciones, el coste de las mismas siempre recae sobre el usuario.

Por otro lado, una vez detectadas las anomalías, existen unas limitaciones para reparar y pasar el examen. La primera restricción es que la reparación no debe demorar más de dos meses desde el momento que se recibieron los resultados de la ITV. Si el usuario tarda más de dos meses en realizar las reparaciones, el taller no aceptará cumplir la inspección.

Es importante tener en cuenta que estas limitaciones son estrictas y es obligatorio respetarlas para poder pasar la prueba en la ITV. Está prohibido conducir un coche sin un certificado de inspección válido en la vía pública, por lo que el dueño del coche debe tomar sus precauciones para pasar la prueba antes de que se caduque.