En el entramado tributario de cualquier país, el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM) se erige como un pilar fundamental, con implicaciones directas en la economía local y en la vida cotidiana de los ciudadanos.
Este tributo, también conocido como impuesto de circulación, grava la titularidad de vehículos de motor y constituye una fuente esencial de ingresos para los municipios, destinados a financiar una amplia gama de servicios y obras públicas.
Te contamos en detalle la naturaleza, la evolución y el impacto del IVTM, así como su papel en la promoción de la movilidad sostenible y la gestión del parque automovilístico.
4Un gasto deducible para propietarios, empresas y profesionales
Es importante destacar que el IVTM no solo afecta a los propietarios de vehículos particulares, sino también a empresas y profesionales que utilizan vehículos en el ejercicio de su actividad económica. En estos casos, el IVTM se considera un gasto deducible en el impuesto sobre sociedades o en el IRPF, siempre y cuando el vehículo esté afecto a la actividad empresarial o profesional.
Además de su función recaudatoria, el IVTM cumple un importante papel en la regulación del parque automovilístico y en la promoción de la movilidad sostenible. En este sentido, algunos municipios han establecido bonificaciones y exenciones fiscales para aquellos vehículos que cumplan determinados criterios medioambientales, como la clasificación energética o la emisión de gases contaminantes.