Cuando nos toca llevar el coche al taller, la mayoría pensamos en los problemas a reparar, pero no caemos en el depósito de combustible. Aunque no se nos informe al pedir cita, muchos mecánicos prefieren que lo llevemos con el tanque casi vacío, porque el nivel de combustible tiene un impacto directo en el proceso de trabajo.
Si el depósito esta lleno, complica la manipulación del coche e incrementa los riesgos durante la reparación. ¿Cuáles son exactamente los inconvenientes y por qué es mejor entregarlo sin apenas combustible? Te lo contamos en este artículo.
3Riesgos de derrames e incendios

Otro gran motivo para no acudir al taller con el tanque lleno son los riesgos asociados a los derrames. Durante la manipulación del depósito, siempre existe la posibilidad de que el combustible se vierta, lo que no solo genera desperdicio de carburante, sino también un peligro considerable. La gasolina es altamente inflamable, y un vertido puede desencadenar accidentes graves en el taller.
Trabajar con menos combustible minimiza este peligro, convirtiendo el ambiente en más seguro, tanto para el mecánico como para el propio vehículo. Por esta razón, muchos talleres podrían agradecer que les entregues tu coche con el tanque de gasolina medio vacío, aunque no siempre mencionen esta información explícitamente al programar la cita.