Cada vez más jóvenes eligen no obtener este permiso, desafiando así las percepciones arraigadas sobre su importancia.
En la sociedad contemporánea, el carnet de conducir ha sido durante décadas un símbolo de libertad y autonomía, especialmente para la juventud. Sin embargo, en un panorama marcado por transformaciones en la movilidad y coyunturas socioeconómicas, está experimentando una clara recesión.
Para las generaciones anteriores, el carnet de conducir representaba un hito significativo en la vida. Acceder a la habilidad de conducir no era simplemente un capricho, sino un paso consciente que marcaba no solo el acceso a la independencia personal, sino también el establecimiento en la sociedad como individuos productivos. No poseer el carnet de conducir podía traducirse en una limitación considerable en términos de oportunidades profesionales y sociales.
3¿Necesitan realmente el carnet?
Factores como el impacto de las redes sociales, crisis de salud global, el auge del teletrabajo y la incertidumbre económica mundial han contribuido a una reconsideración de la necesidad del automóvil como símbolo de independencia y estatus. La conectividad y la rapidez de los medios informáticos han facilitado la creación de vínculos sociales y económicos sin necesidad de desplazarse físicamente.
Los datos respaldan esta tendencia. Según la Dirección General de Tráfico (DGT), en 2021 se emitieron 594,961 carnés nuevos de clase B en España, un 21% menos que hace 23 años. Este declive se refleja también en una encuesta de Uber, que indica que solo el 58% de la generación Z ha obtenido el carnet de conducir.