El auge de los patinetes eléctricos ha cambiado drásticamente la movilidad en las ciudades de España, ofreciendo una alternativa eficiente y sostenible para desplazarse por entornos urbanos. Sin embargo, el reciente incidente en Santa Coloma de Gramenet, donde un patinete eléctrico fue captado superando los 100 km/h, ha encendido las alarmas sobre los peligros que pueden surgir cuando estos vehículos de movilidad personal (VMP) son manipulados para exceder sus límites legales.
La Dirección General de Tráfico (DGT) ha establecido normativas claras para regular el uso de los VMP, con el objetivo de garantizar la seguridad de los usuarios y del resto de los ciudadanos. Según estas normativas, que entraron en vigor el pasado 22 de enero, la velocidad máxima permitida para los patinetes eléctricos es de 25 km/h. Cualquier vehículo que exceda este límite no solo pone en riesgo la seguridad vial, sino que también incumple las regulaciones establecidas, lo que puede derivar en sanciones severas.
El incidente del patinete eléctrico en Barcelona
El caso que ha generado controversia se desarrolló en las calles de Santa Coloma de Gramenet, donde un patinete eléctrico fue interceptado por la Policía Local tras ser captado alcanzando una velocidad de 111 km/h. Este hecho sorprendente se dio a conocer tras la difusión de un video en el que se observa al conductor del patinete sobrepasando a coches como si se tratara de una motocicleta, desafiando las leyes de tránsito y la lógica misma de la seguridad vial.
La velocidad a la que circulaba este patinete es alarmante: 86 km/h por encima del límite permitido. Ante esta situación, las autoridades no tardaron en actuar. Tras las comprobaciones pertinentes, la Policía Local procedió a inmovilizar el vehículo, considerándolo un peligro latente no solo para el conductor, sino para todos los usuarios de la vía. El patinete fue retirado al depósito municipal y se impuso una sanción de 500 euros al propietario, por no cumplir con la normativa vigente.
El riesgo de modificar los patinetes eléctricos
Este caso pone de manifiesto un problema creciente en el uso de patinetes eléctricos: la modificación de estos vehículos para aumentar su velocidad y potencia. Aunque estas alteraciones pueden parecer inofensivas para algunos, lo cierto es que transforman un medio de transporte seguro en una amenaza. Un patinete que puede superar los 100 km/h, como el de Barcelona, no está diseñado para manejar esas velocidades, carece de la estabilidad, frenos y protección necesarios para garantizar la seguridad en esas condiciones.
La normativa de la DGT para VMP es clara en cuanto a los límites de velocidad y las características que deben tener estos vehículos para circular por la vía pública. El certificado de conformidad, obligatorio para todos los VMP vendidos en España, asegura que el patinete cumple con las especificaciones técnicas necesarias para un uso seguro. Sin embargo, la modificación de estos vehículos para superar esos límites supone un claro incumplimiento de la ley y, como en el caso de Santa Coloma de Gramenet, puede resultar en sanciones económicas y la inmovilización del vehículo.
