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¿Sabemos conducir con lluvia?

Aunque a veces creamos que lo sabemos hacer todo, siempre somos más duchos en unas cosas que en otras. Conducir con lluvia, por ejemplo, no es sencillo porque la distancia de frenado se alarga y la visibilidad se reduce. Evitar las maniobras bruscas, aumentar la distancia de seguridad, reducir la velocidad y llevar las gomas en buen estado son los mejores aliados. Y, cómo no, llevar sistemas de ayuda a la conducción como el ABS, el ESP o el detector de asfalto mojado.

Con el asfalto mojado, además, la frenada se alarga, la estabilidad del coche queda muy com­prometida y es mucho más fácil tener un accidente con consecuencias fatales. Esta dramática posibilidad se reduce lle­vando los neumáticos con dibujo y presión correctos porque con este fenómeno climático la adherencia que puedan tener las ruedas es clave. Así que toma nota. Pero no solo a esto, también a los aspectos que subrayaremos en las próximas líneas.

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Mira siempre el dibujo de los neumáticos

llueve

La profundidad mínima del dibujo de un neumático debe ser de al menos 1,6 milímetros, pero es recomendable no dejar que se desgasten tanto. Para ello debes echarles un ojo siempre que puedas… e incluso hacer la clásica prueba de ‘la moneda’.

Es muy impor­tante conocer y aplicar la presión adecuada recomendada por el fabricante para evitar desgastes asimétricos, mayor gasto de com­bustible y que aumenten las posi­bilidades de hacer el temido acuaplanin.