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¿Sabemos conducir con lluvia?

Aunque a veces creamos que lo sabemos hacer todo, siempre somos más duchos en unas cosas que en otras. Conducir con lluvia, por ejemplo, no es sencillo porque la distancia de frenado se alarga y la visibilidad se reduce. Evitar las maniobras bruscas, aumentar la distancia de seguridad, reducir la velocidad y llevar las gomas en buen estado son los mejores aliados. Y, cómo no, llevar sistemas de ayuda a la conducción como el ABS, el ESP o el detector de asfalto mojado.

Con el asfalto mojado, además, la frenada se alarga, la estabilidad del coche queda muy com­prometida y es mucho más fácil tener un accidente con consecuencias fatales. Esta dramática posibilidad se reduce lle­vando los neumáticos con dibujo y presión correctos porque con este fenómeno climático la adherencia que puedan tener las ruedas es clave. Así que toma nota. Pero no solo a esto, también a los aspectos que subrayaremos en las próximas líneas.

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Activa las luces, no te la juegues

lluvia

Si hay lluvia o la nu­be ha oscurecido la zona hasta hacerse casi de noche puede que no veas prácticamente nada. En estos casos es muy recomendable activar las luces de cruce, algo que ten­drán que hacer de forma manual también los que dispongan de un sistema de encendido automático.

¿Sabías que en el caso de que en muchos coches modernos la luz día es tan potente que piensan que llevan los faros encendidos? Cuando se hace de noche este despiste les puede costar una sanción… y quizás un accidente, lo cual es peor.