La carretera es un escenario compartido por conductores, peatones, ciclistas y usuarios de vehículos motorizados de dos ruedas. Cada actor tiene su papel, pero también sus miedos y tensiones. Según el estudio “Compartir la carretera” de la Fundación VINCI Autoroutes, el 92 % de los europeos teme los comportamientos arriesgados de otros usuarios. Y es que, en un espacio limitado y con normas que a menudo se ignoran, la convivencia en la vía pública puede convertirse en un verdadero desafío.
3Normas ignoradas: el caldo de cultivo del caos
La convivencia pacífica en las vías públicas depende, en gran medida, del respeto por las normas. Sin embargo, el estudio evidencia un patrón preocupante de desconocimiento y, en ocasiones, infracciones deliberadas. Un 64 % de los conductores invaden los carriles de bicicleta al detenerse en los semáforos, mientras que un 37 % de los ciclistas admite saltarse señales en rojo.
En las aceras, la situación no es mejor. Ciclistas y usuarios de vehículos motorizados de dos ruedas a menudo circulan o aparcan en espacios destinados a los peatones, lo que genera conflictos y aumenta la sensación de inseguridad. Para los peatones, el simple acto de cruzar la calle puede convertirse en una lotería, con un 78% admitiendo haber cruzado fuera de pasos peatonales.