Madrid, la capital de España, ha experimentado a lo largo de los años una transformación notable en su infraestructura urbana. Uno de los hitos más significativos en esta evolución es la construcción de la autopista M-30, una arteria vital que ha moldeado el paisaje y la movilidad en la ciudad.
Nos sumergimos hoy en la historia de la M-30, centrándose en el día histórico en que Carlos Arias Navarro inauguró esta carretera, y en el contexto económico que impulsó su creación, así como los cambios urbanos que trajo consigo.
3El desafío del soterramiento
A medida que Madrid continuó creciendo, la necesidad de abordar la congestión del tráfico y mejorar la estética urbana llevó a considerar el soterramiento de la M-30. Este proyecto ambicioso, que comenzó a tomar forma en la década de 2000, implicó la colocación de la autopista bajo tierra en determinadas secciones, liberando espacio en la superficie para áreas verdes y espacios públicos.
El soterramiento de la M-30 no solo buscaba mejorar la calidad de vida de los ciudadanos al reducir el impacto del tráfico, sino que también tenía objetivos medioambientales y estéticos. La liberación de áreas superficiales permitió la creación de parques y zonas recreativas, transformando la ciudad de manera integral.