En Madrid, el tema del aparcamiento es un hervidero constante, y los barrios obreros no escapan al debate. Ahora es el turno del Puente de Vallecas, donde los residentes de cinco de sus barrios —San Diego, Portazgo, Numancia, Palomeras Bajas y Palomeras Sureste— decidirán si quieren ver sus calles pintadas de azul y verde, símbolos del Servicio de Estacionamiento Regulado ( SER). Mientras tanto, Entrevías queda fuera de la consulta, avivando las tensiones entre quienes ven en esta medida una solución y quienes consideran que es un simple mecanismo recaudatorio.
La consulta, abierta hasta el 25 de noviembre a través de la plataforma Decide Madrid, ha generado opiniones enfrentadas. Para algunos, es la oportunidad de liberar sus calles del “efecto frontera”, donde vehículos de otros barrios colapsan las zonas gratuitas. Para otros, es un nuevo golpe al bolsillo, pues aunque los residentes tienen tarifas reducidas, el coste anual no deja de ser un tema sensato.
1La sombra del «efecto frontera»
El “efecto frontera” es el eje central de este debate. Vecinos de Numancia y San Diego han visto cómo sus calles se transformaban en aparcamientos improvisados para quienes usan el transporte público cercano. Con barrios colindantes ya regulados, Puente de Vallecas se ha convertido en un refugio para conductores buscando esquivar los parquímetros.
Aunque el SER promete aliviar esta presión, no todos están convencidos. Los residentes deberán pagar 24,60 euros anuales por aparcar en su barrio, un coste que, aunque modesto comparado con otras ciudades europeas, sigue siendo motivo de descontento en un distrito donde la renta media está por debajo de la de otras zonas de Madrid.