Mazda no para y eso se refleja en el espectacular aumento de las ventas que está protagonizando. Ha renovado gran parte de su gama y aún quedan estrenos del calibre del MX-5 o de este CX-3, un modelo que presume de un atractivo especial.
Era un lujo no estar en un segmento tan exitoso como éste. De hecho, en España, las ventas de este modelo y su hermano mayor, el CX-5, representarán el 55 por ciento de toda la gama, un dato significativo.
El CX-3 es, en líneas generales, un Mazda2 'supervitaminado'. Comparte su plataforma, aunque adapta el chasis y la geometría de la dirección a su mayor tamaño y peso.
Dos gasolina y un diésel
Bajo el capó presenta tres opciones. En gasolina el propulsor 2.0 SKYACTIV ofrece 120 ó 150 caballos. En diésel, la opción pasa por un 1.5 SKYACTIV de 105 CV. En todos los casos se pueden combinar con una caja manual o una automática, ambas de seis relaciones.
No ocurre lo mismo con el sistema de tracción. El gasolina de acceso sólo se comercializa con tracción delantera, el más potente sólo con tracción total, mientras que el diésel contempla las opciones.
Probamos el diésel con caja manual y tracción delantera, la versión que tendrá más volumen en nuestro mercado. Lo cierto es que el tacto general de la dirección y del cambio es muy agradable, la dinámica convence, el propulsor responde a bajo régimen y el consumo apenas reflejó 5,7 litros de media en un trazado que tenía un poco de todo.
Con frenada de emergencia y alerta de cambio de carril
Ya a la venta, el CX-3 es uno de los vehículos mejor dotados en materia de seguridad entre sus rivales, con elementos como un control de crucero adaptativo, una frenada de emergencia en ciudad, alerta de cambio involuntario de carril, control del ángulo muerto, luces de carretera inteligentes... aunque, lógicamente, muchos son opcionales.