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Mazda CX-30 Skyactiv-X. Va como la seda

Hace apenas mes y medio ya avanzamos nuestra primera toma de contacto con el nuevo CX-30, el modelo que está llamado a ser el líder en la atractiva gama Mazda. Y lo hicimos con sus eficientes motores de gasolina de 122 CV y diésel de 116. Pero nos faltaba la guinda, que no es otra que el revolucionario propulsor Skyactiv-X de 180 CV. Disponible con tracción delantera o total, así como con caja manual o automática, ambas de seis relaciones, esta mecánica combina lo mejor de dos mundos, como el encendido por bujía de la gasolina con la ignición por compresión propia de los diésel.

Este bloque de dos litros inyecta en cada cilindro una mezcla muy pobre de gasolina y se comprime sin que llegue a explotar gracias a unos sensores de presión. Instantes después se vuelve a realizar otra pequeña inyección muy cerca de la bujía para que se produzca la combustión.

El resultado son 180 CV y 5,9 litros de consumo medio WLTP (4,6 NEDC). Para ello cuenta con otros aliados, como la desactivación automática de dos de los cilindos en fases de baja carga del motor y un sistema de hibridación ligera de 24 V.

Nos ponemos al volante de la versión 4×2 con cambio manual

Lo primero que nos llama la atención es su refinamiento y suavidad en marcha. Es tremendamente progresivo, tanto que no da la impresión de que llevemos 180 CV bajo el capó. El logo SPCCI permanece la mayor parte del recorrido encendido, y eso quiere decir que a baja y media carga el propulsor funciona con esta avanzada tecnología y mezcla pobre. Vamos tres adultos y el consumo medio oscila entre 5,8 y 6,3 litros por un recorrido de carretera.

En una conducción más dinámica el motor Skyactiv-X funciona como un gasolina normal, con una mezcla rica que nos permite subir hasta 6.600 rpm. Cuando el 'atleta' está mejor alimentado las prestaciones se incrementan, lógicamente, y el consumo se dispara hasta los 8,0 litros en el ordenador de viaje.

A continuación probamos ligeramente la variante automática, que presume de un programa deportivo que sí le otorga nuevos bríos y una respuesta más contundente al hundir el pie en el acelerador.

En cualquier caso nos gustó el tacto de la dirección y del cambio manual. Además, dinámicamente se sitúa en el grupo de cabeza, aunque el tarado de la suspensión es firme, quizás demasiado. El CX-30 dará que hablar.