En el año 1995 McLaren se planta en Le Mans y consigue la victoria en la carrera de resistencia más famosa de todo el mundo. Para conmemorar dicho acontecimiento, la firma de Woking fabrica cinco exclusivos ejemplares de su deportivo McLaren F1 (sin contar la unidad experimental XP1 LM que está en el museo McLaren pintada en color Papaya Orange). Todos ellos son bautizados como F1 LM en honor a Le Mans. Con el paso del tiempo este deportivo se ha convertido en todo un objeto de culto que alcanza precios desorbitados en las subastas más famosas del mundo. El momento más algido se vivió con la venta del McLaren F1 de Rowan Atkinson por cerca de 11 millones de euros.
Más ligero y potente
Y eso que era un F1 «a secas», pues lo que tenemos aquí es uno con especificación LM que pertenece a una de las colecciones de vehículos más sorprendentes del mundo, la Pinnacle Prtfolio. Pero no se trata de un LM «de verdad», uno de esos cinco ejemplares que carecían de aire acondicionado, equipo de sonido y que se permitían el lujo de pesar sólo 1.062 kilos, 75 menos que un F1 «normal» (tenía una relación peso/potencia de 1,56 kg/CV). Hablamos de algo todavía más raro y del que se sabe que sólo hay dos ejemplares en todo el mundo y uno es este.
Este McLaren F1 LM es una de las dos unidades fabricadas por McLaren en Woking que tienen especificación LM, pero suma los elementos de confort de cualquier otro McLaren F1. Es por ello que presenta asientos de cuero, climatización, equipo de sonido, suspensión electrónica… Pero también un impresionante paquete aerodinámico heredado del vencedor de las 24 Horas de Le Mans, llantas de magnesio o un motor 6.1 V12 de origen BMW potenciado hasta los 680 CV cuando el resto se debía conformar con 635 CV. Y es que heredaba piezas de la competición como era la caja de cambios, pero además tenía más compresión, nuevas levas y pistones, y un sistema de refrigeración optimizado. En concreto estamos hablando de la unidad con número de chasis #63 que fue fabricada en el año 1998.
Un color especial para él
Semejante unidad se pintó en un naranja específico, más oscuro que el conocido Papaya Orange, una especie de tributo a sus orígenes.
Ya ha cambiado de manos, y su nuevo propietario ha desembolsado 13.750.000 millones de dólares, que al cambio han sido nada menos que 12,4 millones de euros, por lo que aquí tenemos el vehículo británico más caro de la historia.