La polémica del semáforo ámbar resulta tan evidente como el propio color intermedio de las señales luminosas que dotan los semáforos. Un paso de tres, el segundo y en muchas ocasiones el más complicado y controvertido, sobre todo si se produce un imprevisto en forma de accidente. Nada queda al azar cuando el semáforo, se ilumina en rojo o verde. O paras o pasas. La reacción del conductor ante la luz ámbar ha dado lugar a accidentes, abusos, excesos e incluso grotescas situaciones, que han alimentado juzgados, despachos y barras de bar desde que se implantó.
3Semáforo ámbar fijo y/o intermitente
De forma general, la luz ámbar en lo que se refiere a vehículos y circulación de estos (también en otros sectores) supone un estado de alerta, ante poderosas situaciones de peligro y en las que debemos extremar las precauciones. Estas luces pueden brillar de forma fija o intermitentes. Y sin menoscabar su importancia, dependiendo de las situaciones, dicen cosas distintas, y hay que saber cómo actuar frente a ellas.
Lo que nos indica la coloración ámbar del semáforo es un cambio de orden en el regimen de circulacion. Es decir de un estado de libre circulación (color verde) se va a pasar a la detención del tráfico ante la luz roja que adopta la señal. En este caso el código de normas de tráfico de circulación, nos apela a la prudencia y debemos parar con el tiempo y la seguridad suficiente. para no provocar accidentes con otros usuarios(peatones, alcances, colisiones,etc…) Exclusivamente, sino se dan las condiciones de seguridad suficientes, por distancia y velocidad, pudiendo la parada brusca ocasionar un incidente, se puede saltar la luz ámbar.
No es el caso de las luces ámbar intermitentes. Sin la obligación de parar, si debemos ajustar la velocidad y orden de marcha a las necesidades que exija el momento, particularmente en pasos de cebra(peatones) y en obras.