La polémica del semáforo ámbar resulta tan evidente como el propio color intermedio de las señales luminosas que dotan los semáforos. Un paso de tres, el segundo y en muchas ocasiones el más complicado y controvertido, sobre todo si se produce un imprevisto en forma de accidente. Nada queda al azar cuando el semáforo, se ilumina en rojo o verde. O paras o pasas. La reacción del conductor ante la luz ámbar ha dado lugar a accidentes, abusos, excesos e incluso grotescas situaciones, que han alimentado juzgados, despachos y barras de bar desde que se implantó.
4Una reacción, más que instintiva, imprudente
Aquellos conductores que desesperados, por aguantar la cola ante un semáforo que de estado verde, indica que cambiara a rojo pasando por el color ámbar, y aceleran sin consideración alguna, más que aguerridos y valientes conductores conforman la tipología precisa de imprudentes. y pueden ser sancionados por la autoridad. Esta multa asciende a 200 euros y cuatro puntos de crédito en el carnet, igual que si lo hubieran saltado en rojo.
El tiempo que dura esa transición de colores es en muchas ocasiones escaso. Habrás conocido semáforos que en tan solo dos segundos cambian de color. Intentar salir de alli en condiciones seguras es, mas que difícil, imposible. Por ello, conociendo ya la ley, es sencillo entender que, cuando veamos que el semáforo cambia de verde a ámbar fijo, tendremos que detener el coche para esperar a que cambie a rojo y, posteriormente, de nuevo a verde.
En ese momento deberemos evaluar si para detenernos necesitamos pegar un frenazo brusco que comprometa el control del vehículo o genere una situación peligrosa con respecto a los coches que circulan por detrás. Si así lo consideramos, lo mejor será continuar extremando la precaución.