El descapotable SL es, sin lugar a dudas, uno de los modelos más icónicos de Mercedes-Benz. No en vano, esta saga nació nada más y nada menos que con el legendario 300 SL ‘Alas de gaviota’, hoy día uno de los coches más cotizados de la firma alemana. Este modelo, en formato coupé, estuvo en producción entre 1954 y 1957, año en el cual fue reemplazado por la versión roadster; además, desde 1955 se comercializaba una carrocería con techo de lona con un motor más humilde (1.9 litros), el 190 SL Roadster.
68 años más tarde llegó la séptima generación, que destacó por dos aspectos. Primero, porque recuperó la capota de lona después de 18 años empleando un techo duro retráctil. Y segundo, que únicamente se comercializa bajo la marca Mercedes-AMG, compartiendo plataforma con la segunda generación del AMG GT Coupé. De esta manera, su nombre completo es Mercedes-AMG SL Roadster.
Ahora, dos años después de su presentación oficial, llega una versión que se posiciona en lo más alto de la gama: el SL 63 S E Performance. Bajo esta compleja denominación se esconde una tecnología híbrida enchufable, aunque bastante diferente a lo habitual. De hecho, no está pensada para reducir el consumo medio, sino para maximizar el rendimiento. De este modo, la parte eléctrica se compone de un motor de 150 kW (204 CV) y una batería de 6,1 kWh de capacidad, que le otorga una autonomía en modo 100 % eléctrico de apenas 13 kilómetros. De este modo, en nuestro mercado le corresponde la etiqueta Eco, no la Cero como en la gran mayoría de PHEV.
El Mercedes-AMG SL 63 S E Performance tiene un potencial desmesurado
Como hemos dicho, la parte eléctrica en este SL tiene una función diferente a la habitual, y vaya si lo hace bien. Junto con el propulsor de gasolina 4.0 V8 biturbo de 612 CV, es capaz de desarrollar nada menos que 816 CV y un par máximo de ¡1.420 Nm! Por poner un ejemplo, es prácticamente lo mismo que desarrolla una cabeza tractora Mercedes Actros de 7,7 litros de cilindrada. Una barbaridad. A modo de curiosidad, apenas hay un par de descapotables a la venta en España que le superen en potencia, y también son híbridos enchufables: Ferrari 296 GTS (830 CV) y Ferrari SF90 Stradale Spider (1.000 CV).
Este sistema no es nuevo, ya que también se estrenó en el GT 63 S E Performance 4 puertas, con aún más potencia (843 CV), y también se usa en el S 63 E Performance (802 CV), si bien en este último la batería es de mayor capacidad (13,1 kWh). Existe una cuarta variante, para el Clase C, aunque en este caso el motor V8 es reemplazado por un cuatro cilindros y la potencia total es notablemente inferior, con 680 CV.
Con semejante poderío, no es de extrañar que el Mercedes-AMG SL 63 S E Performance sea capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 2,9 segundos y de alcanzar los 317 kilómetros por hora de velocidad punta. El consumo combinado, según el ciclo WLTP, se establece en 7,7 litros cada 100 kilómetros, mientras que el gasto de electricidad es de 11,5 kWh/100 km.
El sistema de propulsión está gestionado por una caja de cambios AMG Speedshift MCT 9G de nueve velocidades, y permite al conductor elegir entre ocho modos de funcionamiento: “Electric”, “Battery Hold”, “Comfort”, “Smoothness” (traducido a castellano, suavidad), “Sport”, “Sport+”, “RACE” e “Individual”. A ello hay que añadir hasta cuatro grados de retención del sistema eléctrico, seleccionables en todos los modos salvo en Smoothness.
El SL 63 S E Performance está equipado de serie tanto con la suspensión AMG Active Ride Control, que cuenta con unos amortiguadores semiactivos, interconectados entre sí, que se autoregulan tanto en compresión como en extensión y permiten prescindir de las barras estabilizadoras. También es de serie la dirección al eje trasero, que hasta 100 kilómetros por hora hace girar las ruedas en sentido contrario a las delanteras (mejora la maniobrabilidad) y, por encima de esta velocidad, en sentido opuesto, para mejorar el comportamiento.
Los frenos cuentan de serie con discos carbocerámicos de 420×40 milímetros en el eje delantero (pinzas de seis pistones) y de 380×32 milímetros en el trasero. Las ruedas de serie tienen la misma medida que en el SL 63 4Matic+, con llantas de 20 pulgadas y neumáticos 265/40 delante y 295/35 detrás.
Desde el punto de vista estético, la principal diferencia de este SL 63 S E Performance respecto al resto de la gama está en el logotipo E Performance situado en ambas aletas y la denominación de la versión con letras rojas en la tapa del maletero, junto encima del puerto de carga situado en el paragolpes.
Por el momento no hay precio del SL 63 S E Performance, aunque a buen seguro estará unos cuantos miles de euros por encima del SL 63 4Matic+, cuya tarifa es de 223.338 euros; rondará, por tanto, los 260.000 euros.