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Mercedes-Benz 300 SL. Una joya con 60 años de historia

Hay clásicos intemporales, como es el caso de los exclusivos Mercedes-Benz 300 SL, que acaban de celebrar sus 60 primaveras. En 1954 comienza la producción del legendario Mercedes-Benz 300 SL Gullwing, con sus inconfundibles puertas «alas de gaviota», pero su versión descapotable no aparece hasta 1957, cuando ve la luz en el Salón de Ginebra de ese preciso año.

El primero con inyección electrónica

Sorprendió por su incondundible diseño, pero también por la avanzada tecnología que escondía este descapotable, que no ofreció una cubierta rígida para su habitáculo hasta el año 1959. Hasta entonces sólo se contaba con la ligera capota de lona, que había que colocar a mano. Bajo su alargado capó delantero se escondía un avanzado propulsor conocido con el código M198. Se trataba de un bloque de seis cilindros en línea y tres litros (de ahí lo de 300, mientras que SL hacía alusión a Sport Leicht o Deportivo Ligero) que estrenaba por primera vez en un motor de calle la inyección de carburante. Esta mecánica generaba 215 CV y le permitía a este exclusivo roadster alcanzar una velocidad máxima de 245 km/h.

En su fabricación, la firma de la estrella empleaba acero y aluminio, de forma que su peso se rebajaba hasta los 1.300 kilos. También tuvo que modificar los pilares delanteros porque la ausencia de techo impedía colocar las puertas «alas de gaviota» del coupé, que fueron reemplazadas por unas convencionales, mientras que el trabajo de los ingenieros permitía no perder rigidez respecto al mencionado Gullwing.

Ahora ronda el millón de euros

Mercedes finalizó la producción de su legendario Mercedes 300 SL Roadster 8 de febrero de 1963. Entonces ya se habían fabricado un total de 1.858 unidades, verdaderamente cotizadas a día de hoy, porque si quieres una en perfectas condiciones deberás desembolsar cerca de un millón de euros y por esa cantidad te puedes comprar varias unidades de su sucesor espiritual, el Mercedes-AMG GT Roadster.