Mientras los vehículos eléctricos y la capacidad de sus baterías evolucionan, lo cierto es que los híbridos parecen la solución intermedia. ¿Y por qué?, se preguntará más de uno. Tiene su explicación. La Unión Europea obligará en 2020 a que la media de emisiones de CO2 en cada marca sea de 99 g/km. Actualmente Mercedes se mueve por los 134 g/km; por lo tanto, contrarrestar el empuje de los poderosos AMG y V8 obliga a lanzar modelos híbridos.
2,8 l/100 km y 65 g/km de CO2
Y ojo, que no hay que tomarse esto como un «parche». Modelos como el S 500 Plug-in Hybrid son realmente competitivos, porque no renuncian a nada a nivel de prestaciones, confort o refinamiento, y reducen el consumo drásticamente. Registrar los 2,8 litros que anuncia parece un «imposible» en conducción real (la homologación es algo «atípica») pero sí que resulta muy comedido en el gasto.
Este modelo, el primer híbrido enchufable de Mercedes, combina un propulsor V6 biturbo de gasolina de 333 CV con otro eléctrico de 115 que, trabajando en conjunto, firman 442 caballos.
Hasta 33 kilómetros sin gastar ni gota
A la vez, monta unas baterías de iones de litio ubicadas bajo el asiento trasero (pese a todo reducen la capacidad del maletero en 115 litros con respecto al resto de la gama, por lo que tiene un maletero de 395 litros), que permiten a este modelo circular 33 kilómetros de manera totalmente eléctrica, una distancia considerable pues hablamos de un vehículo de 2.215 kilos. Desde una toma trasera se pueden recargar, necesitando entre dos y cuatro horas, dependiendo de la capacidad de la red elegida.
Esto es teoría y tratar de explicar todo lo que lleva este modelo nos daría para completar una revista para él solo. Así que vamos al grano. Nos ponemos al volante y realizamos un trayecto prácticamente urbano, desde el aeropuerto de Copenhague hasta el hotel. De los cuatro modos de conducción que ofrece elegimos el «E-Mode» totalmente eléctrico, que nos permite circular hasta 140 km/h y salir sin formar atascos al iniciar la marcha tras un semáforo en rojo porque, salvo que pisemos con fuerza el acelerador, el motor térmico «descansa. Somos cuidadosos, pero con la climatización puesta y dos personas nuestra autonomía se acercó más a los 23 kilómetros que a los 33 que anuncia.
Consumo muy variable en función del modo elegido
Al día siguiente el trazado es en carretera y autopista. Seguimos en modo eléctrico para comprobar el funcionamiento del acelerador háptico, otra de sus novedades. Éste nos envía un impulso doble sobre el pie cuando entiende que estamos «malgastando» la energía; por ejemplo, cuando nos acercamos al vehículo de delante en exceso y luego tenemos que frenar. Para ello utiliza el radar frontal del control de velocidad adaptativo o datos del sistema de navegación: altitud, cruces, curvas…
Seguimos «jugando» y activamos el modo «Hybrid», el estándar, que se combina con dos programas económicos y uno deportivo. Además cuenta con el «E-Save», que nos permite reservar la carga de la batería para cuando interese (por ejemplo al llegar a la ciudad), y el modo «Charge», que recarga las baterías en apenas media hora. Lo hicimos y el consumo medio pasó de 8,5 a 9,5 litros.
Y todo eso siendo cuidadosos, porque por las «bravas» este modelo ofrece prestaciones similares a sus hermanos V8. Y es que el Mercedes S500 Plug-In Hybrid es capaz de alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h y acelerar de 0 a 100 km/h en tan sólo 5,8 segundos.
Por lo demás, la ecología no está reñida con el confort y el refinamiento del que hace gala la Clase S. Eso sí, esta versión sólo está disponible en carrocería larga y renuncia a la suspensión Magic Body Control, pero hablamos de un auténtico «portaaviones» que se desplaza a vela si es preciso.