La Dirección General de Tráfico (DGT) no pierde su preocupación por los estragos que causan los excesos de velocidad, y otras imprudencias, en la seguridad vial. Según los datos de esta organización, uno de cada tres accidentes en carretera se produce por mantener una velocidad inadecuada o excesiva. Una cifra que quieren reducir a toda costa.
Por eso, la implantación de radares en las carreteras españolas no cesa, y Tráfico cuenta con una tecnología cada vez más compleja para multar a los conductores que no respeten los límites de velocidad. Te contamos en qué consisten todos los mecanismos que tienen a su disposición, que ya son capaces de multar desde los 500 metros.
4¿Cómo funcionan los radares fijos?
Estos drones se incorporan a un listado muy completo de mecanismos de control en las carreteras, donde los sistemas más numerosos son los de control de la velocidad. Los más habituales son los radares de pórtico. Estos equipos deben estar bien señalizados y son fáciles de advertir para los conductores si prestan atención a la carretera.
Se colocan en los pórticos de las carreteras, y constan de una antena que emite una señal que rebota contra el vehículo y vuelve al emisor. La variación generada en la frecuencia de la onda sirve para calcular la velocidad a la que circulaba ese vehículo. Estos radares son automáticos y no requieren personal físico para estar operativos.
Cohabitan con los radares en postes, que pueden ser tipo radar o tipo láser, y con las tradicionales cabinas laterales. Las cabinas tipo láser basan su funcionamiento en varios haces de luz transversales que emiten a la calzada. Entre los radares fijos también destacan los radares de tramo, que miden el tiempo que tarde un vehículo en transitar un tramo concreto para calcular la velocidad media mantenida y multar a los que exceden el límite de la vía. Este tipo de radar será cada vez más frecuente en las carreteras.